El uso de hormonas de crecimiento en tratamientos de fertilidad no sólo mejora la calidad de los óvulos, sino que facilita la anidación del embrión, resolviendo una de las principales causas de fracaso en los tratamientos de fertilidad basados en la donación de óvulos.
Este descubrimiento se ha realizado por un equipo de especialistas de tres países europeos (España, Estonia, Italia), liderado por el doctor Jan Tesarik, y se ha publico en la revista científica estadounidense Journal of the Endocrine Society.
Desde hace años se sabía que la hormona de crecimiento era útil para mejorar los tratamientos de fertilidad en mujeres con una baja calidad ovárica.
"Sabíamos que la hormona de crecimiento puede mejorar la calidad de los óvulos, y la pregunta por resolver era si también su uso podía afectar a la capacidad del útero para acoger embriones y facilitar su anidación", comenta el doctor Jan Tesarik, director del estudio y uno de los pioneros en el uso de la hormona de crecimiento en los tratamientos de fertilidad.
Para realizar el estudio se seleccionaron dos grupos de mujeres. El primero formado por pacientes con problemas de anidación embrionaria involucradas en un programa de donación de óvulos. El segundo, por mujeres donantes de óvulos, según han informado a Europa Press sus impulsores.
La mitad de las pacientes del primer grupo fueron tratadas con la hormona de crecimiento a fin de comparar los resultados con la otra mitad, que no recibió este tratamiento. Por su parte, ninguna de las donantes fue tratada con la hormona de crecimiento, con lo que se excluyó su posible efecto en la calidad de óvulos.
Los resultados del estudio confirmaron que la hormona de crecimiento puede mejorar directamente la receptividad uterina para la anidación de los embriones. Y aunque los resultados publicados han sido obtenidos en un grupo muy particular de pacientes, sus implicaciones clínicas se extienden a cualquier mujer con problemas de fertilidad, según sus responsables.
Según el doctor Tesarik, algunas mujeres sufren problemas del funcionamiento en su útero, que impiden la anidación de los embriones y provocan el fracaso en determinados tratamientos de fertilidad. Un fracaso que a menudo se atribuye a otras anomalías como la baja calidad de los óvulos o de los espermatozoides de la pareja.
"La decisión de optar por la donación de óvulos o de espermatozoides no es fácil y, en estos casos, el fracaso resulta especialmente decepcionante para las parejas", comenta Jan Tesarik.
"Por eso --añade-- es muy importante este estudio, ya que nos ha permitido analizar el efecto de la hormona de crecimiento sobre la expresión génica en las células uterinas, sobre la actividad local de factores inmunológicos y sobre los flujos de sangre en esta región. Campos que son un gran desafío para la investigación futura y el desarrollo de nuevas técnicas de diagnóstico más precisas".
Según el director del estudio, el primer paso es examinar y corregir otros problemas uterinos, como pólipos, tabiques intracavitales o malformaciones importantes. "Si el fracaso persiste -indica- y se sospecha un problema de receptividad uterina para los embriones, la mejor opción es utilizar la hormona de crecimiento, ya que una corta exposición de las pacientes a esta hormona no tiene ningún efecto negativo sobre su salud ni sobre la salud del futuro bebé".
Fuente: La Vanguardia