Hay múltiples respuestas si nos preguntamos qué factores afectan a la fertilidad de las personas. El estilo de vida, los factores ambientales o el peso son determinantes. Así lo corrobora un estudio llevado a cabo en la Escuela Icahn de Medicina en Monte Sinaí, Estados Unidos, del que se desprende que la cantidad de espermatozoides en hombres sanos se ha reducido en más de un 50%.
De este estudio, en el que han participado casi 45.000 hombres sanos, se extrae que muchos hombres apenas tienen la mitad de la cantidad de espermatozoides que tenían sus abuelos.
Además del tabaco, el alcohol, el peso o la falta de ejercicio, Swan apunta a otro factor clave: la exposición a sustancias químicas comunes que pueden interferir en la producción de hormonas del cuerpo.
Para esta investigadora, que es además epidemióloga ambiental y reproductiva, cada vez va a ser más necesaria la tecnología para tener un hijo. De hecho, vaticina que en el año 2050, una gran parte de la población mundial necesitará tecnología de reproducción asistida para procrear.
E incide en que las miles de sustancias químicas con las que convivimos día a día son causantes de esa pérdida de espermatozoides y, por lo tanto, de fertilidad. Y concreta más: los ftalatos presentes en plásticos, por ejemplo, que afectan a la testosterona, o los bisfenoles que actúan sobre el estrógeno, son dos químicos a tener en cuenta.
Swan ha estudiado sobre todo la incidencia de estas sustancias en hombres, pero hay otros estudios que muestran que “también pueden cambiar los niveles de hormonas en el cuerpo de una mujer”, ya que pueden interferir en la menstruación, la menopausia o la insuficiencia ovárica prematura, apunta la investigadora.